viernes, 27 de junio de 2014

Compartiendo Sueños

Faltan muy pocos días para que emprenda de nuevo mi camino en busca de nuevos horizontes y nuevas experiencias y esta vez lo hago con la certeza y la alegría de saber que estáis ahí y que me seguiréis como lo hicisteis el año pasado: con interés, con curiosidad, con ganas de aprender y, sobre todo con mucho, mucho cariño; con ese cariño que pude percibir desde la lejanía en las montañas de los Andes y que no he dejado de sentir desde entonces; que me alimenta y me alienta y que me hace sentir afortunada por recibir de forma tan generosa lo que cada día me dais. Soy afortunada porque mi trabajo me permite conocer cada año personas maravillosas que llegan a mi vida como alumnos y se quedan como amigos.
Quiero contaros que durante este año, he visitado muchos colegios y allí he podido hablarles a nuestros niños de aquellos otros que tuve la suerte de conocer el verano pasado; de sus tristezas y de sus alegrías, de sus miserias y sus grandezas. Han visto sus caras y han aprendido de sus sonrisas que se puede ser feliz sin tener grandes posesiones, pero que es necesario cultivar la SOLIDARIDAD con mimo, esfuerzo y sin concesiones de ningún tipo para que desaparezcan las grandes diferencias entre unos y otros y para que nadie, ya sea niño, niña, joven o adulto, tenga que vivir sin que se le reconozcan derechos que en otras partes del mundo damos por conquistados hace mucho tiempo. 
Estas visitas me han permitido vivir momentos muy bonitos y la satisfacción de darle aún más sentido al voluntariado y han reafirmado en mí  la seguridad de que en la educación está la clave para ir construyendo los peldaños que nos alejen de la injusticia, del reparto desigual de los recursos, de las violaciones de los derecho humanos,... 
 Espero no defraudaros en esta ocasión y que las condiciones allí me permitan poder contaros lo que viviré y ser de nuevo vuestros ojos, vuestros oídos, vuestro olfato y vuestra piel. Una vez más viajo con un equipaje cargado de emociones, de ilusión, de ansias por  aprender, de alegría, de entusiasmo.


Araceli, Sacramento y Lina 
Me llevo también conmigo los corazones y los encargos de dos Siervas, blancas de piel pero con el corazón congoleño; mi único sinsabor es no poder hacer el viaje con ellas y disfrutar de su alegría. 
(A vosotras dos os ruego me permitáis que sea vuestra emisaria en el Congo; intentaré llevarles a vuestros congoleños una parte de la luz que se desprende de vuestra sonrisa y de vuestras almas y traérosla de vuelta multiplicada por los deseos de aquellos que dejasteis en vuestro querido Congo tras toda una vida de dedicación).



Y también en esta declaración de intenciones quiero añadir que he cambiado un poco el título del blog a otro que me parece mucho más exacto ahora. Hace un tiempo leí que lo que no se comparte se pierde y estoy completamente de acuerdo. Por tanto en esta ocasión no sólo estoy cumpliendo sueños (que también); lo que quiero hacer es Compartirlos con vosotros de modo que ya no me pertenezcan sólo a mí. Me encantaría haceros vivir esta experiencia como si fuera también vuestra. Todo esto, sin duda, nos hará ir Ascendiendo  peldaños a medida que los vamos construyendo entre todos día a día.


También me voy a permitir dedicaros un poema  muy especial para mí.

 ÍTACA
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
                                
                                               Constantin Kaváfis

Con todo mi cariño: 

             ¡Bienvenidos al interior de África: el Congo nos espera!